Todos los años mueren muchas personas en el mundo, y nuestro país no es la excepción, pero nos llama la atención que en el 2013 se fueron importantes y reconocidas personalidades que marcaron la historia de Colombia en diferentes sectores, dejando un gran vacío en algunos de ellos, y recuperando un poco de paz en otros. Se despidieron de este mundo personalidades como: Fernando Londoño, pionero de la radio y la televisión; la senadora por los niños Gilma Jiménez; Mario Laserna, ex rector de la universidad de Los Andes; el ¨Zar¨ de las esmeraldas Víctor Carranza; Leandro Díaz, compositor de Matilde Lina y más de 300 obras musicales; el reconocido actor José Luis Paniagua; el periodista Antonio José Caballero; y para cerrar con broche de oro, una inmensa tristeza para muchos, y explosión de resentimiento para otros, el 22 de Diciembre se nos fue el gran Diomedes Díaz, el más controversial exponente de la música vallenata. Mientras unos lloraban su partida, otros celebraban que ya no estuviera más. Muchos le preguntaban a Dios ¿por qué? Y no escondían su desmedido dolor al conocer su partida tan inesperada aun tan joven. Llovieron miles de calificativos, en su mayoría despectivos, lo juzgaron, lo volvieron a condenar, mencionaron a Doris Adriana, sus más de 40 hijos, se llegó a pensar que lo asesinaron, algunos pensaron que al igual que Michael Jackson su muerte fue a causa de una sobredosis, otros que lo asesinaron. Tantas cosas se dijeron y al final, la necropsia dijo que simple y llanamente su corazón se paró y no funcionó más, se murió mientras dormía, como tantos deseáramos morir.
Sería mejor recordar todo lo bueno que nos dejó, su legado musical, aquellas noches de buenas parrandas entre amigos y familia durante tantos años, sus conciertos multitudinarios, sus frases cómicas. ¿Por qué tenemos que seguir matando a quien ya se fue? No tiene caso seguir dañando el nombre de quien ya pasó en una cárcel tantos años y Dios se lo llevó temprano privándolo de ver como tantos políticos corruptos acaban con nuestro ya devastado país, mientras celebran sus grandes contratos y comisiones bajo la luna llena de nuestra capital, y escuchando las notas musicales de algunas canciones de Diomedes Díaz hasta que llega el amanecer. Eso, mientras tantos colombianos mueren en el andén de algún hospital, mientras asesinan a mujeres y niños, mientras el procurador ataca a los homosexuales por atreverse a amar de una manera diferente… ¡Pasan tantas cosas mientras criticamos a los demás, que, pensándolo bien, si yo supiera que sirvo más muerto que vivo, me muriera hoy mismo como dijo Diomedes Díaz!
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